Itongadol.- Miriam (alias), una mujer iraní que participó en las protestas contra el régimen que aún continúan en el país, dice a Ynet que no se espera un pronto final de los disturbios civiles.
Tras escapar de su país, Miriam afirma que ambos bandos buscan algo que haga cambiar la situación a su favor.
Explica que el régimen iraní, incluidas la policía y las fuerzas de seguridad, esperan que el clima invernal haga que los manifestantes se queden en sus casas, mientras que los civiles que han salido a la calle esperan que la intervención internacional ayude a derrocar al gobierno opresor.
«Escribo estas cosas estando fuera de Irán. He conseguido cruzar la frontera a otro país donde puedo bajar la cabeza y seguir las cosas de Irán sin que me hagan daño», dice Miriam.
«Antes de conseguir escapar, me exponía al peligro a diario, deambulando por las calles y participando en protestas. Fui golpeada por las fuerzas de seguridad y los partidarios del régimen que se infiltraban en las protestas. Por suerte no llamé su atención lo suficiente como para que me interrogaran y detuvieran».
Miriam dice que se considera parte de grupos de protesta en Irán desde hace más de dos años, y que protestó contra el régimen siempre que pudo.
«Una vez formé parte de un grupo de mujeres que cantaban himnos no oficiales en un coro de manifestantes. Otras chicas fueron más valientes y se quitaron el hiyab. A tres de ellas se las llevó la policía y a una la soltaron dos más tarde debido a las conexiones de su familia con el régimen», cuenta.
Miriam cuenta que los estudiantes universitarios que estudiaban junto a ella en Irán también eran golpeados y detenidos a diario, y que a menudo hablaba con sus amigos sobre la situación en Irán, preguntándoles si el mundo exterior tenía idea de lo que estaba ocurriendo en el país.