(Por Tova Herzl, la primera embajadora de Israel en los países bálticos tras la desintegración de la Unión Soviética, embajadora en Sudáfrica y oficial de enlace con el Congreso en la embajada en Washington – Jerusalem Post) Durante mis años en el Ministerio de Asuntos Exteriores, incluso cuando trabajé en la Embajada de Israel en Washington, funcionábamos según una regla inquebrantable: todo se hacía siempre de dos en dos.
Para garantizar la continuidad de los resultados y la buena voluntad, tratábamos por igual con demócratas y republicanos, Senado y Cámara, Congreso y administración.
Sin embargo, parece que el Israel de Netanyahu renunció a este concepto y se apoya principalmente en los republicanos.
Cualquiera que comprenda la importancia de la relación entre los países se dará cuenta de lo perjudicial que es esto, me refiero a las declaraciones del funcionario electo judío de más alto rango en la historia de Estados Unidos, el líder de la mayoría del Senado Charles «Chuck» Schumer.
Poco después de su discurso del 14 de marzo ante el Senado criticando a Netanyahu y pidiendo elecciones en Israel, Schumer hizo dos declaraciones aparentemente contradictorias. Al enterarse de que el líder republicano de la Cámara de Representantes podría invitar al primer ministro de Israel a dirigirse al Congreso, Schumer señaló que apoyaría la medida. Pero cuando se le propuso organizar una reunión virtual de los senadores demócratas con Netanyahu, como había hecho con sus colegas republicanos, se negó.
¿Entonces está a favor de que Netanyahu haga oír su voz en el Congreso, o no? Un portavoz explicó que el senador «no cree que estas discusiones deban producirse de forma partidista. Eso no ayuda a Israel».
¿Cuál es entonces la importancia del bipartidismo, incluso cuando las encuestas indican que hay un mayor apoyo a Israel entre los republicanos?
En primer lugar, una alianza israelí-republicana implica el rechazo de nuestros hermanos judíos, que son los primeros en estar con nosotros en tiempos difíciles, y la mayoría de los cuales apoyan a los demócratas. De los 37 legisladores de origen judío que hay actualmente en el Congreso, sólo tres no son demócratas. Además, parte del apoyo republicano se basa en el evangelismo, que lucha por la conversión de los judíos.
Además, hay temas que se identifican con los demócratas y otros con los republicanos. A medida que aumenta la polarización en Estados Unidos, Israel se mantuvo en el consenso, una situación agradable y útil para un país que encabeza la lista de receptores de ayuda y requiere el apoyo diplomático de Estados Unidos en la ONU y en el establecimiento de relaciones con otros países, así como en defensa antimisiles, suministros de emergencia en tiempos de crisis, etc.
Por último, el apoyo bipartidista es esencial por consideraciones prácticas, y los lectores familiarizados con el sistema estadounidense me perdonarán, espero, un párrafo explicando el método de elegir y legislar allí.
Cada ley se somete a un proceso independiente tanto en el Senado como en la Cámara de Representantes, que luego acuerdan una versión conjunta, que se presenta al presidente para que la firme (o la vete, en raras ocasiones). Las elecciones presidenciales se celebran cada cuatro años. Cien senadores, dos por cada estado, son elegidos por seis años, y un tercio se presenta a la reelección cada dos años. Los 435 representantes de la Cámara se eligen cada dos años.
Como resultado, en la mayoría de los ciclos bienales, uno de los tres (Casa Blanca, Senado, Cámara de Representantes) cambia de manos, y el equilibrio de poder entre ellos se altera. Lo que sube tiene que bajar, y viceversa, por lo que conviene mantener buenas relaciones en todo momento con todos los actores.
La historia de Netanyahu con los republicanos
En 2015, cuando tanto la Cámara de Representantes como el Senado tenían mayoría republicana y Netanyahu habló ante una sesión conjunta del Congreso burlando a la administración demócrata y sorprendiéndola, actuó en contra de este principio.
Poco después del citado discurso de Schumer, Netanyahu se acercó a dos actores republicanos -el presidente de la Cámara de Representantes y la minoría republicana en el Senado- y siguió por ese camino. En un año electoral altamente competitivo, a los republicanos les conviene que el primer ministro de Israel enfrente a la administración y a sus rivales demócratas, de forma similar a sus métodos de «divide y vencerás» que nos son familiares aquí en Israel.
Confiando en que la administración demócrata de Biden no nos abandonará, Netanyahu y otros que hablan en su nombre expresan desprecio y falta de respeto hacia el presidente estadounidense.
Los amigos de Israel, entre ellos el senador Schumer, entienden que es vital para Israel mantener el consenso. Les preocupan las consecuencias existenciales en caso de que se convierta en objeto de desacuerdo entre los partidos en Estados Unidos, y actúan para garantizar que el apoyo siga siendo continuo.
Así que no, no hay contradicción entre la voluntad de Schumer de acoger una sesión conjunta del Congreso y su negativa a cooperar con un esfuerzo realizado en Jerusalem para entrometerse en un juego de poder de Washington.